Nacionalismo vasco

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El nacionalismo vasco surge a fines del siglo XIX, tras la Tercera Guerra Carlista y la casi total supresión de los fueros (leyes propias). El primer partido político abiertamente nacionalista es el Partido Republicano Navarro, que converge con la organización vizcaína de Sabino Arana para formar el Partido Nacionalista Vasco (EAJ-PNV), en el contexto de la corriente del romanticismo y que posteriormente daría lugar al fascismo. El nacionalismo vasco es un movimiento de corte marcadamente etnicista y en origen, de acuerdo con los postulados de Arana, ultraconservador, xenófobo y racista.

Nacionalismo vasco: Mural de la banda terrorista ETA en Pasajes
Tabla de contenidos[ocultar]
1 Antecedentes históricos
2 Origen
3 Partido Nacionalista Vasco
4 República, Guerra Civil y Dictadura
5 Democracia en España
6 Desarrollos recientes
7 Véase también
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Antecedentes históricos
Durante la fase final del Imperio Romano de Occidente, los vascos desempeñaron un papel prominente en la Bagauda antifeudal[cita requerida].
Durante la primera fase de los reinos germánicos, los vascos mantuvieron una cierta autonomía, formándose eventualmente el Ducado de Vasconia[cita requerida] (en la actual Gascuña, Francia), unido dinásticamente al romanizado Ducado de Aquitania (tierras entre el Garona y el Loira).
Tras la invasión musulmana de la Península Ibérica, los Vasco-Aquitanos[cita requerida] hubieron de buscar la protección de los carolingios, que llevó a la asimilación gradual de Gascuña. En el sur, sin embargo, tras vencer a los francos en Rocesvalles, aparece un nuevo núcleo estatal: el Reino de Pamplona.
El reino de Nájera Pamplona que posterior mente se denominaría Reino de Navarra se configura como nuevo estado, generando un derecho propio, mucho menos feudalista que los de sus vecinos, que será la base de los futuros fueros (leyes propias navarras). Con Sancho III el Mayor (1004-1035) el reino de Nájera-Pamplona alcanza su mayor extensión territorial, abarcando todo el tercio norte peninsular, desde Cataluña a Galicia, desde el Mediterránio al Atlántico. En cuanto a la reorganización del reino, creó el vizcondado de Labort, entre 1021 y 1023, con residencia del vizconde en Bayona y el de Baztán hacia 1025. A la muerte del duque Sancho Guillermo, duque de Gascuña, el día 4 de octubre de 1032, extendió su autoridad sobre la antigua Vasconia ultrapirinaica comprendida entre el Pirineo y el Garona como comenzó a ser mencionado en sus documentos. (Fuente: Enciclopedia Auñamendi (ISBN 84-7025-147-3)). Se puede decir que Sancho III realizó el primer Imperio Hispánico y fue denominado Rex Íberícus y Rex Navarrae Híspaníarum. A la muerte de Sancho III se desmembraría el reino dando lugar a todos los reinos cristianos de la península Iberica, ente ellos el de Castilla y el de Aragón.
Tras haberse anexionado el Reino de Castilla los territorios del Alto Ebro y La Rioja en el s.XII, entre 1512 y 1526 las Coronas de Castilla y Aragón incorporan -mediante la invasión militar encabezada por el Duque de Alba- la Navarra peninsular, garantizándole teóricamente los mismos fueros o leyes propias navarras. Sin embargo Navarra y sus posteriores reyes siguen existiendo en la merindad de ultrapuertos (tras los montes pirineos). Eventualmente el monarca navarro será coronado Rey de Francia (París bien vale una misa), por lo que los reyes franceses de esa época ostentaban el título de rey de Francia y de Navarra, aunque esto último sólo hiciera referencia a la merindad de ultrapuertos en territorio francés que no pudo ser conquistada por el Duque de Alba y sus seguidores.
Aunque no sin conflictos, los fueros, que otorgan una cierta autonomía de los territorios vascos[cita requerida], permiten que durante siglos las relaciones con los reinos hegemónicos sean relativamente cordiales. Esto cambia con la Revolución Francesa y la nueva idea del Estado nación centralista. Por ello, primero el norte y luego el sur, tomarán el partido tradicionalista, como vía para mantener sus leyes propias, es decir los fueros. Las rebeliones carlistas del siglo XIX se alimentarán casi exclusivamente del fervor por la defensa de sus leyes propias.
Debido a su alineación con el movimiento ultraconservador carlista y tras su derrota en la 3ª Guerra Carlista, y la consiguiente supeditación de los fueros vasco-navarros a la voluntad de las cortes españolas[cita requerida], el sentimiento identitario vasco busca nuevos derroteros.
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Origen
Sabino Arana Goiri, junto a su hermano Luis, es considerado el fundador del nacionalismo vasco. Además del EAJ-PNV, que fundó y lideró, es el creador de algunas modernas señas de identidad vasca: la "ikurriña" (bandera del PNV en su origen y, hoy, bandera oficial de Euskadi) y el sustantivo "Euzkadi", neologismo de su cuño que hoy día se suele escribir "Euskadi", aunque muchos prefieren usar el más genuino "Euskal Herria". También es de su invención el término "aberri(-a)" que acuñó para patria. Arana es muy criticado por su evidente racismo que propugan una raza vasca, pura y ajena a mezclas con otras razas, especialmente la "española" a la que consideraba especialmente impura. Este importante detalle xenófobo y racista ha quedado silenciado por sus descendientes políticos. Este racismo era por completo original en cuanto que implicaba no a sujetos de una etnia por completo diferente[cita requerida], sino a poblaciones realmente del mismo tronco racial, pero inmigrantes, generalmente andaluces, castellanos o gallegos de pocos medios, y simplemente con un físico maltratado por la falta de recursos.
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Partido Nacionalista Vasco
El PNV aparece como uno de los primeros partidos democristianos de Europa, oscilando siempre entre sus principios independentistas y su pragmatismo pactista. Ha sido en todos los períodos democráticos del siglo XX la fuerza política central en el País Vasco, teniendo también importante presencia en Navarra[cita requerida] hasta los años 80, en que los "jeltzales" navarros en bloque y gran parte de los guipuzcoanos (principalmente) se escindieron para formar Eusko Alkartasuna (centro-izquierda), aunque siguen concurriendo en coalición con el PNV a algunos comicios electorales. Ha conseguido mantenerse siempre en el poder, consiguiendo una importantísima red clientelar a base del manejo discrecional de los fondos públicos.
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República, Guerra Civil y Dictadura
El primer nacionalismo vasco de izquierda es Acción Nacionalista Vasca (EAE-ANV), que tiene cierto peso durante el período republicano. Durante este período, las demandas nacionalistas de autonomía caen en saco roto en el parlamento español, y no es hasta el levantamiento fascista de 1936 en que se reconoce un estuto de autonomía para el País Vasco. Con la caída de Vizcaya en 1937 y la rendición de las milicias vascas en Santoña (Pacto de Santoña), finaliza este breve período de autonomía moderna. El dictador Francisco Franco proclama a Vizcaya y Guipúzcoa "provincias traidoras" y les retira los últimos restos de autonomía foral, al tiempo que los mantiene en Álava y la Navarra. Los cuatro decenios de dictadura franquista, fuertemente nacionalista, afectaron de forma especial al País Vasco y Navarra, como a otras comunidades como Galicia, Cataluña, Comunidad Valenciana o Baleares, al reprimirse la expresión en las lenguas vernáculas[cita requerida], por ejemplo. Esto alimentó el sentimiento anticentralista y antiespañolista, hasta provocar el surgimiento de movimientos terroristas posteriores.
En 1969, aparece "Euskadi ta Askatasuna" (ETA), que se define a sí misma como resistencia armada efectiva y organizada de carácter socialista marxista. Actualmente, hay un gran consenso internacional acerca de considerar a ETA como organización terrorista, incluyendo tanto a estados soberanos como a organizaciones no gubernamentales pro-derechos humanos.
En el periodo franquista, entre otros atentados, ETA asesina a Carrero Blanco, considerado como el posible continuador del régimen franquista[cita requerida].
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Democracia en España
Tras la muerte de Franco, España inicia una senda de reformas democráticas que incluyen el reconocimiento de autonomías diferenciadas para las distintas regiones o nacionalidades.
La nueva Constitución de 1978 es aprobada en el País Vasco, aunque la elevada abstención ha permitido argumentar a los nacionalistas vascos, que el consenso necesario para la aprobación de la ley fundamental de cualquier Estado moderno nunca se dio en el País Vasco. La razón que adujeron -y que aún continúan aduciendo- es que dicha Constitución contenía el axioma de la indivisibilidad de la Nación Española y que, además, dicho axioma estaba avalado por las armas del ejército español.
El nuevo estatuto de autonomía sí fue respaldado mayoritariamente, pero muchas de las competencias se van cediendo al Gobierno Vasco según los pactos con el gobierno central de turno y otras muchas[cita requerida] aún no se han traspasado; y no parece que haya visos de que sean transferidas[cita requerida] ya que, a pesar de estar en recogidas en el Estatuto, los diferentes gobiernos del PP y del PSOE se han negado explícitamente[cita requerida] a traspasarlas. Por ello, los nacionalistas han acusado al gobierno español de no querer desarrollarlo plenamente.
Aunque, comparativamente, el nivel de autonomía del País Vasco es objetivamente el más alto de toda la Unión Europea en cuanto a regiones nacionales dentro de un Estado se refiere, éste no reconoce el derecho de los ciudadanos vascos a decidir libremente su futuro ni su posible separación del Estado Español(el llamado "derecho de autodeterminación" -según la interpretación nacionalista, la nación vasca podría compararse a los casos de colonización de África, siendo un territorio sojuzgado desde antiguo[cita requerida] por la nación española o por Castilla, según el interrogado-)
Mientras tanto, ETA continúa con su actividad terrorista, exigiendo (en sus comunicados y a través de medios afines) la soberanía del País Vasco. Con la llegada de la democracia, la izquierda nacionalista se divide, formando los más moderados Euzkadiko Ezkerra (Izquierda Vasca), mientras los más radicales se agrupan en la coalición Herri Batasuna (Unidad Popular), que incluye al histórico partido ANV. Este segundo grupo es el más importante de los dos, habiendo llegado a recoger el 20% de los votos en algunas elecciones[cita requerida]. Mientras Euskadiko Ezkerra evoluciona hacia posiciones más estatutarias y acaba por disolverse en el Partido Socialista de Euskadi (PSE) y en Eusko Alkartasuna (escisión del PNV), Herri Batasuna continúa con su línea política independentista.
El PNV, mientras tanto, logra formar siempre parte del gobierno vasco, unas veces en solitario, luego en coalición con el PSE. Durante una década, funciona el llamado «Pacto de Ajuria Enea», por el que los partidos políticos con representación en el parlamento vasco que rechazan las actividades de ETA se reúnen regularmente para condenar sus atentados y coordinar la lucha político-policial contra ella.
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Desarrollos recientes
Desde mediados de los 80, hubo también un cambio en la estrategia de ETA, que comenzaba a atacar a políticos, y posteriormente a civiles y no ya sólo a fuerzas de seguridad del Estado, lo que supuso para dicha organización una pérdida de popularidad importante ante una gran parte de la opinión pública.
En muchos aspectos hubo grandes avances en el País Vasco durante las décadas de los 80 y los 90.
Posteriormente se producen dos acontecimientos de gran importancia: ETA declara por primera vez en su historia una tregua indefinida y los distintos partidos nacionalistas (PNV, EA, Batasuna) y Ezker Batua-Berdeak-Izquierda Unida (EB-IU), junto a otros actores sociales, firman el acuerdo de Lizarra (o de Estella) comprometiéndose en el que son los propios ciudadanos vascos los que deben decidir el futuro de Euskal Herria y en buscar el fin de la violencia. La tregua dura un año, sin resultados dignos de mención, salvo un aumento significativo del número de votos de la izquierda nacionalista. ETA rompe la tregua, acusando al gobierno de inmovilismo (hay que recordar que el gobierno francés detuvo a Belén González Peñalva, una de las portavoces de ETA en las conversaciones bilaterales "de paz" tras una de los encuentros), y a PNV y EA por no cumplir los compromisos de un supuesto "pacto secreto" con ella. Tras la ruptura, la izquierda nacionalista que apoya a ETA retrocede nuevamente a su franja de votos habitual, e incluso baja.
Al empezar a cometer de nuevo atentados terroristas, el Tribunal Supremo comienza una serie de procesos contra varias organizaciones vascas, por supuesta pertenencia o colaboración con ETA. Se cierran dos periódicos (Egin y Egunkaria) y un buen número de otras empresas acusadas todas ellas de apoyar económicamente a la banda terrorista. Se ilegaliza Herri Batasuna, aplicando una nueva ley de partidos creada al efecto, y al demostrarse su estrecha vinculación a la banda terrorista: muchos casos de pertenencia a ETA entre ediles de este partido político o de recaudación de fondos para ETA.
Mientras tanto, el lehendakari (presidente) Juan José Ibarretxe Markuartu (PNV) propuso un nuevo estatuto para la Comunidad Autónoma Vasca, que es conocido como Plan Ibarretxe y que fue aprobado por un voto de diferencia. Dicho plan incluía la celebración de un referéndum sobre la soberanía para los habitantes de la Comunidad Autónoma Vasca. Este proyecto de estatuto se encontró con serios obstáculos, tanto jurídicos como políticos. El Plan Ibarretxe fue respaldado por PNV y EA, mientras que Ezker Batua-Berdeak ofreció un apoyo crítico y favoreció su tramitación. Tanto PSOE como PP atacaron duramente la propuesta del lehendakari. El plan fue rechazado en el Congreso de los Diputados español posteriormente.Se dió la curiosa situación de ser rechazado por más diputados vascos que los que tenían las formaciones nacionalistas vascas.
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Véase también
Nacionalismo
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